01 septiembre, 2010

Mi martes 13

Ayer tuve un día de mierda, de esos horribles que no pasan más, y cuando terminan una, que es muy masoquista y chusma, tarda en dormirse para no perderse algún otro acontecimiento poco feliz que pueda ocurrir. Yo soy consciente de que mientras uno espere mierda, mierda recibe. Y eso fue más o menos lo que me pasó. Se alinearon los planetas en mi contra, me sentí como en The true man Show, pero en este reality nadie me quería hacer feliz: todos me querían ver sufrir.


¿No me creen? Caguensé, pero lo cuento igual:

  • A la mañana, yendo a la facu un auto pasó por un charco y me empapó.

  • En la facu me enteré que desaprobé una materia que no era muy complicada.

  • A la salida de la facu fui al lave rap y cuando llegué a casa me di cuenta que no estaba mi tanga carísima y divina de encaje negro.

  • Me olvidé de ir al súper y no sabía que almorzar: me hice dos empanadas de tomate con queso (dónde mierda se vio esto?)
  • Intenté dormir la siesta pero están construyendo un edificio al lado de mi casa: imposible dormir, imposible abrir la ventana porque sino los obreros te intimidan con su mirada de pito erecto, imposible vivir en paz con una construcción al lado!

  • Bañándome me acordé que no tenía crema de enjuague: no había ido al súper.

  • Cuando abrí la puerta del garage para ir a lo de mi novio se escapó mi perrito (lo corrí dos cuadras con el pelo mojado: estoy resfriada ahora)

  • En lo de mi novio estaba deseosa de sexo que me tranquilice, que me mimen mucho, acabar hasta cansarme y que el día empiece a ser un poco mejor: imposible. Su hermanito estaba con dos amiguitos jugando a la escondida, molestando y gritando.

  • Llegando a casa en el auto, tuve que esperar que dos hombres que hacían mudanza, levanten un sillón y crucen la calle. Cinco minutos después empecé a descargar mi ira en forma de bocinazos, mientras uno de los hombres me hacía seña de que espere y yo lo puteaba delineando bien las palabras con mis labios, así se enteraba lo que me pasaba por la cabeza, cómo quería matarlo y cuántos deditos amputarle. Se ve que me entendió porque me dijo:

-Qué pendeja MALCOGIDA

-Ni siquiera eso, flaco! Hoy ni siquiera eso.

Las máximas de una malcogida I

  • Los hombres que en un casamiento se ponen la corbata en la frente y gritan y llaman la atención la grito de “vení Raquel” o “somos los piratas”, son unos auténticos decadentes. Son los más losers de la fiesta, todavía son vírgenes y no saben dónde queda.(!!) En temas de “polleras” se comen los mocos.


(OJO! También hay que alejarse del que pone cara de que ese tema es malo o dice cosas que no son ciertas, y se hace el que no se siente identificado con ese tipo de canciones, porque ese hombre es completamente infiel y un muy buen mentiroso).

  • Las chicas que no tienen amigas y se llevan muy bien con los chicos, son las típicas putas que te roban el novio y después le van a llorar a ellos diciendo “no me habla más por vos”; quedando ella como la víctima y vos como la hija de puta que cometió el grave error de tener novio y una amiga calienta pija y ser la causante de que ellos dos terminen enredados bajo el edredón de un telo de mala muerte.

  • Si te acostás con hombres (de 24 para abajo) que salen a los boliches con remeras (sin camisa), cuidate!... Son sorpresivos y apenas te des vuelta te van a romper el culo sin previo aviso.

  • Todos los hombres que besan bien, son muy buenos hacedores de cunnilingus. Pero acá tenés que parar la oreja: también saben romper muy bien los corazones, no llamarte, ni siquiera tentarse a hacerlo. Son muy difíciles de olvidar y en este trayecto ellos no engordan, vos sí! Porque le entraste al helado como loca, y hasta te comiste (mientras llorabas) los Kleenex, gordita!

  • Los hombres que no se dejan meter un dedo en el culo (no estoy hablando hipotéticamente, me refiero a introducirle un dedo en el ano LITERALMENTE) no son gays! Basta de esa mentira!!! Pero sí son cagones: no juegan su culo y menos que menos se van a jugar por vos algún día.

  • Los muchachos que se desarrollan muy bien en la cocina y tienen título universitario, son muy ordenados y estructurados: hasta que no le pases el dedo a la última gotita de leche y te la tragues no van a parar. Es a todo o nada.

  • Los hombres aracnofóbicos, son teteros: ante la primer oportunidad en la que tengan que elegir entre un capricho pelotudo de la madre o tu compañía, se van a ir corriendo a los brazos de mami. Nada peor que un mamengo.


 Continuará!